Pisarás una tierra sin fronteras y llegaras a donde tus sueños te lleven



miércoles, 16 de febrero de 2011

La historia del Punkricultor de Oliva

Supongo que hay cierta clase de cosas que solo le pasan a uno cuando sale a recorrer el mundo con una mochila al hombro. Es inevitable encontrarse con personajes extraños que de una u otra forma marcan parte de las aventuras.

Esta es la historia de Joan. A Joan lo vi por primera vez la noche del 17 de febrero de 2011 en la estación de buses de Gandia, eran las 11:00pm. Joan estaba fumando marihuana mientras esperaba el bus que nos llevaría a Barcelona, estaba vestido tipo punk, con botas y pantalones entubados. Yo estaba con Elisa, mi compañera de piso en España y partiamos a una aventura por Barcelona.

Ese día no le prestamos mucha atención a Joan, pero fue evidente nuestra sorpresa cuando el domingo 20 que veníamos de vuelta, volvimos a verlo, esta vez en la estación de buses de Barcelona, preparado para tomar el mismo bus que nosotras hacia Gandia.

El bus salió a las 7:00pm. Con Elisa nos fuimos a la parte de atrás, donde había varios puestos desocupados para poder dormir cada una en dos asientos. 

Todo iba bien hasta que a las 10:00 pm el conductor decidió hace una parada en un parador y nos ordeno a todos que nos bajáramos del bus.

El parador tenía un restaurante al fondo con un baño y en la parte del frente tenía una tiendita. Mientras algunos de los pasajeros se fueron a comer, yo me quede mirando que vendían en la tienda. Justo al lado de la puerta había unas estanterías con CDs, me causo curiosidad y me acerque a mirarlas. La posición en la que me encontraba hacia que la puerta (automática) se abriera y se cerrara, por mas de que me movía seguía haciéndolo. Luego me di cuenta que al otro lado de la puerta (afuera frente al bus) había alguien. Ese alguien era Joan. Estaba fumando, con su ropa punk, el pantalón apretado, las botas, sus piercings y su particular peinado rapado a un costado.

Seguí en lo mío con los CDs hasta que oí que desde afuera el me estaba hablando. Como la puerta nos interrumpía la conversación, pues se cerraba y se abría, yo decidí salir del parador para poder escuchar lo que me decía. 

Me pregunto qué hacía en España, donde estudiaba y porque había ido a Barcelona. Me contó (mientras se miraba las manos) que era de Oliva, un pueblo cercano a Gandia.

Como el sector no es muy grande y solo hay 1 universidad supuse que estudiaba en la misma mía, así que le pregunte qué a que se dedicaba, que si estudiaba. Muerto de la risa (y mirándose de nuevo las manos) me contesto que hace mucho no estudiaba, que se dedicaba a la agricultura. Mi cabeza trataba de procesar PUNK+ AGRICULTURA…. 

Me contó en ese momento que tenia 13 perros, que su hermano lo iría a buscar a la estación a la 1:30 am (hora a la que llegaríamos a Gandia) porque a esa hora no había buses a Oliva e incluso me ofreció llevarnos hasta la casa a Elisa y a mi.

Un poco asustada, me sentí aliviada cuando el conductor salió y dijo que ya nos íbamos. Le agradecí por el ofrecimiento y le dije nos vemos luego, mientras me subía al bus y me iba a la parte de atrás. 

El se fue para adelante, donde estaban sus cosas, yo suponía que a sentarse. Pero de repente vi que agarro todo y se fue para atrás, para donde yo estaba.

¡No podía creerlo! Con el sueño que yo tenía y este tipo se venía a hacerme la conversación. Fueron casi 3 horas en que no me paraba de hablar, que las vacas, que la naturaleza, que no hablaba ingles, que se le dificultaba el español porque hablaba era valenciano, que cuando había ido a Marruecos, que cuando fue a Lisboa, que los castillos de Portugal, que viajar era lo mejor, que aprovechara, que había sido chef, que prefería no ganar mucha plata y ser feliz, que cuando lo pillaron fumando marihuana, que se había tomado unas pastillas para dormirse en el bus y no le habían servido, que estaba medio ciego, que estaba medio sordo, que si iba a Oliva el me hacia de guía turístico! FIUUU no respiraba. 

Mientras eso yo me trataba de hacer la dormida a ratos, pero ni así dejaba de hablar. Después de cómo 2 horas me pregunto como me llamaba y ahí supe que se llamaba Joan.

A todas estas no había podido ni hablar con Elisa, decidí escribirle en un papelito en ingles sobre el ofrecimiento de Joan de llevarnos a nuestra casa (nosotras íbamos a coger un taxi). Se lo metí dentro de mi libro y le dije “mira para que leas, como el tuyo se te acabo”. Por medio de señas le dije que había un papel adentro y al final lo encontró y lo leyó. Me respondió escrito y me paso el libro diciéndome “no entiendo casi porque está en español” . En el papel decía “esperemos a ver que pasa cuando lleguemos al terminal”.

Al final logre quedarme dormida, pero mientras lo conseguía me toco ignorar a Joan. Sentía que además respiraba durísimo, para que yo notara que el estaba ahí, despierto. El también se quedo dormido después de un rato, pero no fue sino que empezáramos a llegar a Gandia y comenzara a hablarme de nuevo.

Llegamos al terminal y nos bajamos del bus, sacamos las maletas y el me pregunto si nos íbamos con él. Elisa le contesto que no que íbamos a tomar un taxi. Siguiéndole la corriente le dije “si muchas gracias, no te preocupes nos vamos en taxi” .“No me preocupo” me contesto dándose la vuelta y yéndose, sin decirnos ni adiós.

Esta es la historia de Joan, el punkicultor de Oliva…

Moraleja: A veces es mejor pagar taxi si uno no esta seguro de ofrecimientos de gente que se aparece en medio de un viaje. Es importante encontrar metodos para comunicarse con los compañeros de viaje sin que los demás alrededor de sen cuenta